Escarlatina: qué es, cómo reconocerla y por qué es importante tratarla a tiempo
Aunque muchos creen que la escarlatina es una enfermedad del pasado, la realidad es que sigue apareciendo, especialmente entre niños en edad escolar. Con los cuidados adecuados, suele ser leve, pero si no se detecta a tiempo puede traer complicaciones.
A continuación, te contamos todo lo que necesitas saber sobre esta enfermedad, de forma clara, sencilla y actualizada.
¿Qué es la escarlatina?
La escarlatina es una infección causada por la bacteria Streptococcus pyogenes, también conocida como estreptococo del grupo A. Esta bacteria produce una toxina que, en algunas personas, provoca una erupción rojiza en la piel, característica de la enfermedad.
Es la misma bacteria que causa las anginas o faringitis estreptocócicas, pero en el caso de la escarlatina, el cuerpo reacciona de una forma más generalizada.
Aunque puede sonar alarmante, la escarlatina se trata fácilmente con antibióticos, y en la mayoría de los casos se resuelve sin consecuencias si se actúa a tiempo.
¿A quiénes afecta más?
La escarlatina es más común en:
- Niños entre 5 y 15 años
- Niños en edad escolar, donde el contacto estrecho favorece el contagio
- Personas que han tenido infecciones de garganta por estreptococo
Aunque es menos frecuente, los adultos también pueden contraerla, sobre todo si están en contacto directo con niños pequeños o tienen un sistema inmune debilitado.
¿Cómo se contagia?
La escarlatina es altamente contagiosa, sobre todo en los primeros días de la enfermedad. Las principales formas de transmisión son:
- A través de gotitas de saliva al toser, estornudar o hablar
- Por contacto directo con una persona infectada
- A través de objetos contaminados, como utensilios, vasos, pañuelos o juguetes
Una persona puede empezar a contagiar incluso antes de que aparezca el sarpullido, lo que hace que se propague fácilmente en escuelas, jardines infantiles o en casa entre hermanos.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la escarlatina suelen aparecer de forma rápida y repentina, comenzando con signos generales y luego desarrollando el sarpullido típico.
Fase inicial:
- Fiebre alta (generalmente superior a 38.5 °C)
- Dolor de garganta intenso, similar a una angina
- Malestar general, cansancio, dolor de cabeza
- Náuseas, vómitos o dolor abdominal (especialmente en niños pequeños)
Fase posterior (12 a 48 horas después):
- Erupción roja y áspera que comienza en el pecho y cuello, y se extiende al resto del cuerpo
- Piel con textura de “papel de lija”
- Enrojecimiento más intenso en pliegues del cuerpo (codos, ingles, axilas)
- Lengua de fresa: lengua blanca al inicio que luego se vuelve roja y brillante, con papilas prominentes
- Enrojecimiento en la cara, pero con la zona alrededor de la boca pálida (signo típico)
Luego de 5 a 7 días, la fiebre desaparece y la erupción comienza a desaparecer gradualmente, pero la piel puede empezar a pelarse, especialmente en manos, pies y puntas de los dedos.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se basa en los síntomas y en un examen clínico. Para confirmarlo, el médico puede pedir:
- Test rápido de estreptococo (hisopado de garganta)
- Cultivo faríngeo, en caso de duda
Un diagnóstico rápido es clave para iniciar el tratamiento cuanto antes y evitar complicaciones.
Tratamiento
El tratamiento es simple, pero fundamental para evitar complicaciones.
🔹 Antibióticos: lo más común es usar penicilina o amoxicilina durante 10 días. Si hay alergia, se usan otros antibióticos como azitromicina o claritromicina.
🔹 Analgésicos o antipiréticos: como paracetamol o ibuprofeno para la fiebre y el dolor.
🔹 Hidratación y reposo: especialmente durante los primeros días.
Es importante completar todo el tratamiento, aunque los síntomas desaparezcan antes. Suspender el antibiótico de forma prematura puede permitir que la bacteria sobreviva y cause complicaciones.
Además, se recomienda mantener al niño en casa al menos 24 horas después de iniciar el antibiótico, para evitar el contagio.
¿Qué complicaciones puede causar?
Si no se trata a tiempo o adecuadamente, la escarlatina puede causar complicaciones como:
- Fiebre reumática: puede afectar el corazón, articulaciones y sistema nervioso
- Infección en los riñones (glomerulonefritis)
- Abscesos o infecciones del oído o senos paranasales
- Problemas en la piel como celulitis
Por eso es tan importante consultar al médico ante los primeros síntomas y seguir las indicaciones al pie de la letra.
¿Se puede prevenir?
Aunque no existe una vacuna específica contra la escarlatina, se pueden tomar medidas preventivas:
- Lavado frecuente de manos
- Enseñar a los niños a no compartir vasos, cubiertos o juguetes en la boca
- Taparse la boca al toser o estornudar
- Evitar el contacto cercano con personas enfermas
- Aislar al niño enfermo durante al menos 24-48 horas después del inicio del tratamiento
En resumen
- La escarlatina es una infección bacteriana común en la infancia, con síntomas claros como fiebre, dolor de garganta y un sarpullido rojo característico.
- Es muy contagiosa, pero también muy tratable con antibióticos.
- Detectarla y tratarla a tiempo evita complicaciones y permite una recuperación rápida y completa.
- La higiene, la prevención en las escuelas y el seguimiento médico son claves para controlar los brotes.
Dato curioso: La escarlatina fue una de las enfermedades infantiles más temidas en siglos pasados. Hoy, gracias a los antibióticos y a la medicina moderna, ya no representa un peligro si se trata a tiempo. 🩺✅