Neisseria meningitidis es una bacteria gramnegativa con forma de diplococo (en forma de «bastón» o «granada de mano» al microscopio). Esta bacteria vive comúnmente en las vías respiratorias superiores (nariz y garganta) de los seres humanos, y en muchos casos no causa ningún síntoma (lo que se conoce como «portador sano»). Sin embargo, en algunas personas, puede invadir el torrente sanguíneo o el cerebro, provocando enfermedades graves.
Tipos de Neisseria meningitidis
Existen 13 serogrupos de Neisseria meningitidis, pero 6 de ellos (A, B, C, W, X y Y) son los más comunes y responsables de la mayoría de los brotes de enfermedad. De estos, los serogrupos A, C, W, X y Y son los más frecuentes en diferentes partes del mundo, mientras que el serogrupo B es común en países desarrollados.
Serogrupo B:
Es el principal serogrupo causante de meningitis en países como Estados Unidos y Europa. La dificultad para desarrollar una vacuna efectiva contra el serogrupo B ha sido un desafío, aunque en los últimos años han aparecido vacunas contra este serogrupo.
Serogrupo A:
Este serogrupo es responsable de grandes brotes en África y es una causa importante de meningitis en la llamada «Cinturón de Meningitis» de África subsahariana.
Transmisión de Neisseria meningitidis
La transmisión de Neisseria meningitidis ocurre principalmente a través de gotículas respiratorias o secreciones nasales de personas infectadas. Puede propagarse cuando una persona entra en contacto cercano con un portador o persona enferma, como al besar, compartir utensilios o vivir en ambientes cerrados y hacinados (por ejemplo, dormitorios universitarios).
Es importante notar que, aunque muchas personas pueden portar la bacteria en su garganta sin enfermarse, en otras ocasiones puede causar enfermedad grave si la bacteria invade el torrente sanguíneo o el cerebro.
Enfermedades causadas por Neisseria meningitidis
1. Meningitis Meningocócica
La meningitis meningocócica es la principal manifestación clínica de la infección por Neisseria meningitidis. Se presenta con síntomas como:
- Fiebre alta.
- Dolor de cabeza intenso.
- Rigidez en el cuello.
- Náuseas y vómitos.
- Sensibilidad a la luz (fotofobia).
- Confusión o alteración del estado mental.
La meningitis bacteriana puede empeorar rápidamente y, sin tratamiento, puede ser fatal. Aunque el tratamiento adecuado con antibióticos puede mejorar los resultados, algunos pacientes pueden sufrir secuelas permanentes, como pérdida de audición, daño cerebral o amputaciones.
2. Sepsis Meningocócica
La sepsis meningocócica (también conocida como meningococemia) es una forma grave de infección en la que la bacteria entra en el torrente sanguíneo y se disemina por todo el cuerpo. Esto puede causar una respuesta inflamatoria masiva, resultando en daño a los vasos sanguíneos y órganos, lo que lleva a:
- Shock séptico.
- Coagulación intravascular diseminada (CID), lo que puede llevar a hemorragias y pérdida de función de órganos vitales.
- Erupciones cutáneas purpúricas o morado en la piel debido a hemorragias subdérmicas.
Es una condición médica de emergencia que requiere tratamiento inmediato con antibióticos intravenosos y, en algunos casos, soporte vital intensivo.
3. Otras Manifestaciones Clínicas
En casos raros, Neisseria meningitidis puede causar otras infecciones, como:
- Neumonía meningocócica.
- Artritis séptica.
- Pericarditis (inflamación del saco que rodea el corazón).
Diagnóstico de la infección por Neisseria meningitidis
El diagnóstico de la infección por Neisseria meningitidis se realiza a partir de los síntomas clínicos y se confirma mediante pruebas de laboratorio. Estas incluyen:
- Cultivo bacteriano: Se toma una muestra de líquido cefalorraquídeo (LCR) a través de una punción lumbar en casos de meningitis, o de sangre si se sospecha sepsis. El cultivo ayudará a identificar la bacteria y determinar su serogrupo.
- Pruebas de PCR (Reacción en cadena de la polimerasa): Estas pruebas permiten detectar el material genético de la bacteria en muestras como LCR, sangre o exudados nasales.
- Tinción de Gram: Se realiza una tinción de Gram en las muestras para observar la morfología de la bacteria bajo el microscopio.
Tratamiento de la infección por Neisseria meningitidis
El tratamiento de la infección por Neisseria meningitidis requiere antibióticos intravenosos inmediatos. Los antibióticos de primera línea suelen ser:
- Penicilina o ampicilina.
- Ceftriaxona o cefotaxima, en caso de que el paciente sea alérgico a la penicilina.
En casos graves, también se pueden administrar corticosteroides para reducir la inflamación cerebral y minimizar el riesgo de daño cerebral.
Es crucial iniciar el tratamiento lo antes posible, ya que el retraso puede aumentar el riesgo de complicaciones graves y muerte.
Prevención de la infección por Neisseria meningitidis
La prevención de la meningitis meningocócica se basa en medidas de vacunación y el control de contactos cercanos.
Vacunación
Existen varias vacunas efectivas contra Neisseria meningitidis, que protegen contra los serogrupos más comunes, incluidos A, C, W, Y y B:
- Vacuna conjugada ACWY: Protege contra los serogrupos A, C, W y Y. Se recomienda para adolescentes y personas en situaciones de alto riesgo.
- Vacuna contra el serogrupo B: Está disponible en algunos países para proteger contra el serogrupo B, que es particularmente prevalente en países como los EE. UU. y algunos países europeos.
Las vacunas meningocócicas son parte de los programas de inmunización en muchos países, y se recomienda a adolescentes, estudiantes universitarios, personal militar, viajeros a ciertas regiones del mundo y personas con ciertas condiciones médicas.
Antibióticos profilácticos
Si una persona ha estado en contacto cercano con alguien diagnosticado con meningitis meningocócica, se pueden administrar antibióticos profilácticos, como rifampicina o ceftriaxona, para prevenir la propagación de la infección.
Conclusión
Neisseria meningitidis es una bacteria peligrosa que puede causar enfermedades graves, como meningitis y sepsis, especialmente en niños, adolescentes y adultos jóvenes. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado con antibióticos pueden salvar vidas y prevenir complicaciones graves. La vacunación es una herramienta clave en la prevención de esta infección, y es fundamental en el control de brotes.