La tos es la respuesta natural del cuerpo para eliminar objetos extraños, como gérmenes, virus, polvo o irritantes, del tracto respiratorio. Aun así, la tos también suele indicar la presencia de ciertos trastornos de salud, que van desde API, alergias, asma hasta cáncer de pulmón.
La garganta y los pulmones normalmente producen poca mucosidad o flema. Esta mucosidad generalmente se elimina al toser y estornudar. Una tos que ocurre ocasionalmente y desaparece rápidamente generalmente todavía se considera normal porque ayuda a mover la flema que mantiene húmedo el tracto respiratorio.
Sin embargo, se debe tener cuidado con una tos que dura varias semanas o incluso meses porque podría ser un síntoma de una enfermedad que necesita tratamiento.
El tratamiento de la tos debe realizarse de inmediato, especialmente si la tos va acompañada de otros síntomas, como fiebre, dificultad para respirar y esputo de color amarillo verdoso o mezclado con sangre.
Síntomas y causas de la tos
La tos generalmente va acompañada de otros síntomas, como resfriado o congestión nasal, dolor de garganta, sibilancias, dificultad para respirar y acidez de estómago. Según la duración de su aparición, la tos puede durar desde menos de 3 semanas hasta más de 8 semanas.
La tos puede ser causada por una infección en el tracto respiratorio superior o en el tracto respiratorio inferior. La tos también puede ocurrir como resultado de alergias o enfermedades crónicas, como asma, EPOC y bronquitis crónica.
Tratamiento y prevención de la tos
Además de tomar medicamentos para la tos , se pueden realizar esfuerzos independientes para aliviar la tos. Algunas de esas formas son descansando lo suficiente, bebiendo mucha agua y consumiendo miel.
Si la tos es causada por una infección bacteriana, consulte a un médico sobre el uso de antibióticos. También consulte a un médico si se sospecha que la tos se debe al ácido del estómago o a la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
La forma de prevenir la tos es dejar de fumar, lavarse las manos diligentemente , evitar el contacto con personas enfermas, utilizar mascarilla cuando se esté enfermo y consumir alimentos nutritivos y equilibrados.
Además, vacunarse contra la gripe y la neumonía puede prevenir infecciones del tracto respiratorio que pueden provocar tos.