Dependiendo del país, la salud puede tener un alto costo, pero las enfermedades pueden ser aún más costosas. Por eso es mejor prevenir que lamentar. Una forma de hacerlo es mediante chequeos médicos regulares, los cuales permiten evaluar el estado de salud y detectar enfermedades a tiempo.
Detectar una enfermedad de manera precoz facilita una intervención temprana, lo que impide que la enfermedad avance hacia etapas más graves y evita tratamientos más complejos.
¿Por qué es importante hacerse chequeos médicos?
Tanto mujeres como hombres, jóvenes y mayores, deberían realizarse chequeos médicos regularmente. Incluso quienes parecen estar saludables deben someterse a estos controles, ya que pueden ayudar a identificar enfermedades graves que aún no muestran síntomas.
En general, un chequeo médico incluye la revisión de varios aspectos:
Peso: Un índice de masa corporal (IMC) fuera de los rangos normales puede predisponer a varias enfermedades. La obesidad, por ejemplo, incrementa el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, osteoartritis, hipertensión y cáncer. Por otro lado, estar demasiado delgado puede debilitar el sistema inmunológico, lo que aumenta el riesgo de osteoporosis y anemia. Es recomendable controlar el IMC cada dos años para personas menores de 50 años, y anualmente para quienes superan esa edad.
Puedes calcular tu IMC en casa usando la fórmula: peso en kilogramos dividido por la altura en metros al cuadrado. En la población asiática, un IMC normal se sitúa entre 18,5 y 22,9. Si experimentas una pérdida de peso drástica, tienes sobrepeso o un IMC anormal, consulta a un médico.
Glucemia: Esta prueba se recomienda para personas de 45 años o más, al menos cada tres años. Si tienes un alto riesgo de diabetes, es importante consultar a un médico para realizar pruebas con más frecuencia, posiblemente cada año.
Si presentas síntomas como pérdida de peso inexplicable, sed y hambre constantes, hormigueo en las extremidades o micción frecuente, debes realizarte esta prueba lo antes posible para descartar diabetes. Se aconseja ayunar durante 8 horas antes del examen. Los resultados pueden ser:
- Normal: 70-100 mg/dL
- Prediabetes: 100-125 mg/dL
- Diabetes: ≥ 126 mg/dL
Presión arterial: La presión arterial normal en menores de 60 años es menos de 140/90 mm Hg. En mayores de 60 años, el estándar es menos de 150/90 mm Hg. Valores superiores indican hipertensión.
Para personas sin antecedentes de problemas, la prueba puede realizarse cada 1 o 2 años. Quienes ya padecen hipertensión o hipotensión deben hacerlo anualmente o con mayor frecuencia.
Colesterol: El colesterol, un tipo de grasa necesaria para el cuerpo, en exceso puede obstruir los vasos sanguíneos, causando enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Los niveles normales de colesterol son:
- HDL (colesterol bueno): por encima de 60 mg/dL
- LDL (colesterol malo): por debajo de 100 mg/dL
- Triglicéridos: menos de 150 mg/dL
- Colesterol total: por debajo de 200 mg/dL
Para personas con salud normal, la prueba de colesterol se recomienda cada 5 años a partir de los 35 años. Si eres obeso, tienes diabetes, hipertensión, antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, fumas, o cualquier otro factor de riesgo, la prueba debe comenzar a los 20 años y realizarse con mayor frecuencia.
Salud del corazón: El corazón, siendo un órgano vital, necesita ser monitoreado. Una edad cardíaca mayor que la biológica aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas. Un electrocardiograma (ECG) puede detectar anomalías en los latidos del corazón o bloqueos en los vasos sanguíneos. Se recomienda realizar esta prueba si experimentas síntomas como dolor en el pecho o palpitaciones.
Ojos: Es importante hacerse un examen de la vista cada 1 o 2 años, especialmente si tienes problemas de visión. En niños, estos exámenes pueden detectar afecciones como ojos vagos o bizcos. En adultos, pueden identificar condiciones como:
- Retinopatía: daño en los vasos sanguíneos detrás de los ojos, causado por diabetes.
- Glaucoma: daño al nervio óptico y aumento de la presión ocular.
- Cataratas: opacidad del cristalino.
Las pruebas relacionadas incluyen exámenes de retina, músculos oculares, agudeza visual, y otras técnicas para evaluar la salud ocular.
Piel: Para detectar el cáncer de piel, se puede realizar un examen físico y, si es necesario, una biopsia. Esta prueba es vital si notas cambios en la piel, como bultos, lunares alterados o lesiones anormales.
Oídos: Si tienes pérdida auditiva, es necesario realizar una prueba de audiometría para evaluar la gravedad y tipo de sordera. Estos exámenes son cruciales en niños para detectar problemas auditivos que puedan afectar su desarrollo lingüístico.
Dientes: El cuidado dental es esencial para prevenir problemas como abscesos, caries y enfermedades periodontales. Se recomienda una revisión dental cada 6 meses desde la niñez. Si se detecta sarro, el dentista lo limpiará y, si es necesario, se realizarán radiografías para un diagnóstico más detallado.
Huesos: La prueba de densidad ósea es clave para diagnosticar osteoporosis. Se realiza mediante rayos X o tomografía, y es especialmente importante para mujeres mayores de 65 años, hombres mayores de 70, o cualquier persona en riesgo de osteoporosis.
Otras pruebas: Además de las anteriores, pueden ser necesarios exámenes adicionales para detectar enfermedades de transmisión sexual (ETS), hepatitis B, y enfermedades pulmonares en fumadores. Por ejemplo, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el cáncer de pulmón requieren pruebas específicas como espirometría y tomografías.
Realizar chequeos médicos regulares es una medida preventiva eficaz para detectar enfermedades antes de que se desarrollen gravemente. Mantén estos controles al día para proteger tu salud a largo plazo.